lunes, 2 de febrero de 2009

La nueva becaria hot de la Casa Blanca


Alejandra Campoverdi –supuesta novia y musa inspiradora de Jon Favreau, el joven politólogo y poeta de 27 años que escribió los emotivos discursos con los que Obama sedujo a sus votantes– acaba de ingresar como pasante en la Casa Blanca. ¿Entonces? El tema es que Ali, tal su diminutivo, es una morocha tan bonita que supo derretir las páginas de Maxim, y por eso ahora los norteamericanos (¡hasta pintando consignas de rechazo en las inmediaciones de la casa de gobierno!) temen que el flamante presidente demócrata siga los pasos de Bill Clinton en el affaire Lewinsky. Una breve presentación para conocerla y poder hacer pronósticos.

La muchacha, cuya sensual mirada oscura delata su ascendencia en el sur del río Grande, es un personaje interesante que oscila entre la pasión por los flashes de la farándula y la militancia política. Oriunda de la ciudad de Santa Monica, California, Ali es habitué de las pantallas de su país, sobre todo de los reality shows: fue finalista de El aprendiz, el programa donde se selecciona a un asistente para el magnate Donald Trump, y participó en Por amor o dinero, un reality donde las participantes tienen que elegir si se quedan con un candidato a pretendiente o con un millón de dólares. Además en la película Constantine, protagonizada por Keanu Reeves, representó a una vampiresa y también actuó en la película de Scorsese El aviador. Por otra parte, gracias a sus atributos físicos, la joven desplegó hace unos años toda su voluptuosidad en una producción en ropa interior para la revista Maxim que ahora aparece fácilmente en una búsqueda de su nombre en Google. Este amor por las cámaras lo supo combinar –y ésta es su particularidad– con un marcado interés por la res publica. Es licenciada en Gobierno por la Universidad de Harvard y se desempeñó en la campaña de Obama como vocera y organizadora de eventos de no poca monta, como la convención demócrata de Denver que oficializó al afroamericano como candidato. “Obama representa la unión de todos los estadounidenses para sacar al país del bache en el que lo han metido el presidente Bush y todos los republicanos, incluido McCain”, dijo en aquella ocasión la filosa Campoverdi. Como buena liberal en sentido norteamericano, Ali defiende los derechos de los inmigrantes: “Por la madre de mi mejor amiga que limpiaba casas o por mi padrastro que estaba en las cosechas de frutas, aprendí a prestarle atención a toda esa gente que ocupa los trabajos invisibles de nuestra sociedad”. 

En cuanto al amor, al posar para Maxim declaró: “Estoy buscando a un hombre apasionado por alguna cosa. No me importa si es apasionado por el trabajo, algún pasatiempo o los zapatos”. Seguramente, a Favreau, quien aseguró trabajar dieciséis horas y que es considerado un símbolo sexual político, no podrá achacarle falta de pasión por lo que hace. Aun así, teniendo en cuenta que a Obama pasión tampoco le falta y que la silueta de Ali es un anzuelo para cualquiera, nadie puede asegurar que no se repita una historia prohibida como la que hace poco más de una década sacudió a la nación del Norte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario